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El karate como solución a muchos de los problemas de la vida.
Es difícil creer que en el pasado mes de junio The Karate Kid, una de las cintas más influyentes para practicar un deporte poco común en la sociedad haya llegado a la mínima edad de treinta años de haberse estrenado en cines.

Con una temática “sencilla” para la época de los años 80’s, The Karate Kid bajo la dirección de John G. Avildsen nos presenta en 1984 como la fuerza, el equilibrio y la armonía interior podía ser conseguida a través del karate, pero más en concreto bajo la guía de un maestro que nos mostrara que el karate solo debe de ser usado como defensa y como último recurso en un conflicto. Para dejar en claro este concepto tenemos al joven Daniel Larusso (Ralph Macchio), quien junto a su madre se mudan a los suburbios de Los Ángeles California, donde el karate es el deporte más practicado por los jóvenes del lugar.

Al ser el chico nuevo en el barrio Daniel es presa de los abusos de Johnny Lawrence, un joven que estudia karate y es ex-novio de la joven Ali, de quien Daniel se enamora a primera vista marcando así un triángulo en la cinta que es más dañino que saludable para nuestro protagonista. Presa constante de los Cobra Kai el grupo de Johnny, Daniel es rescatado por Miyagi (Pat Morita) un anciano japonés conserje del lugar quien tras varias situaciones decide entrenar a Daniel.

Una de los más memorables entrenamientos que la pantalla grande haya visto, son las diferentes y poco convencionales “técnicas” con las que Miyagi entrena a Daniel, las cuales van desde lavar autos, encerarlos, lijar los pisos y pintar cercas, para al final revelar que todo estos ejercicios fueran técnicas de defensa y ataque en el karate, además de descubrir que el karate también es una forma de superarse a sí mismo, por lo que él mismo cambia desarrollando su personalidad y va dejando de lado temores para enfrentarse a la vida.

La batalla final de la cinta se lleva a cabo en el campeonato de karate, en donde los Cobra Kai de Johnny están listos para humillar a Daniel y a su maestro, pero para sorpresa de todos Daniel termina ganando con la “Técnica de la Grulla” que Miyagi empleaba en sus entrenamientos, causando que Johny y su grupo reconozcan el coraje de Daniel aceptándolo como un gran adversario y digno campeón.

The Karate Kid no es una historia que no se haya visto antes, pero es innegable que se ha convertido en un gran clásico del cine despertando al niño que llevamos dentro exigiéndonos a no darnos por vencidos e imitar alguna vez la técnica de la grulla, trayendo consigo una oleada desenfrenada de jóvenes deseosos de aprender karate en la vida real por haya de los años 80’s, además de traernos la famosa frase “Poner cera, quitar cera” la cual hasta el día de hoy sigue siendo parodiada hasta el cansancio.

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