En esta cinta dirigida y actuada por el propio Ben Affleck, nos tele transporta a la embajada de los Estados Unidos en Teherán Irán en el año de 1979, donde la embajada ha sido tomada por una furiosa turba iraní y todos sus trabajadores son tomados como rehenes, aunque algunos lograron escapar y refugiarse en la embajada de Canadá.
El país de las barras y las estrellas se encuentra decidido a rescatar a sus patriotas y envía a Tony Mendez (Ben Affleck) un experto en extracción de personal aliado en territorio hostil, aunque todas las opciones de rescate solo pueden terminar con una batalla a muerte en contra de los insurgentes, por lo cual deciden tomar las más absurda e incoherente de todas las ideas habidas y por haber: crear una película de origen canadiense y los encargados de está serían los mismos agentes encubiertos para así pasar desapercibidos por el país y lograr cumplir su objetivo.
A pesar de ser un engaño todo va conforme al plan, aunque las sospechas por parte de los rebeldes comienzan a crecer pero rápidamente son desviadas por los contactos de Mendez y su “producción cinematográfica”. Aunque para su mala fortuna la operación ha sido cancelada y es tiempo de que la milicia se encargue del rescate, aunque Mendez sigue con su plan original de rescatar a todos los “rehenes” mediante su falsa producción.
Algunos de estos cambios se encuentran adornados por un guión solido y diálogos divertidos y mención especial es el rigor visual de la cinta que corre a cargo del fotógrafo mexicano Rodrigo Prieto, quien nos regala muchos encuadres y angulas con una gran sensación de realismo, metiéndonos de lleno en la atmosfera que Argo recrea.
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